Si miramos desde Buenos Aires esta punta queda exactamente detrás de la isla uruguaya Timoteo Domínguez, que tiene la particularidad de ser el único limite terrestre con la Argentina ya que el paso del tiempo ha unido a dicha isla con la histórica Martín García, sobre el Canal del Infierno. En esta costa llena de piedras, los canales se hacen más profundos y este es el lugar por donde los grandes cardúmenes de pejerreyes se internan en los ríos Uruguay y Paraná.
Debido al viento decidimos navegar por “adentro”, siguiendo el derrotero común para cuando sopla más de la cuenta, esto es: Luján, Sarmiento, Capitán, Capitancito, Durazno, Chaná, Miní, y ya al final la ruta de los palos hasta Martín Garcia.
Llegamos a destino a las a las diez y media, y decidimos garetear sobre el margen noroeste de la isla Timoteo Domínguez, a unos mil metros de una playa de arena que se ve fácilmente. Preparamos la ceba y al agua fueron nuestros aparejos, armados con boyas chapetonas grandes, en colores limón, naranjas y negras con fucsia. Además intentamos con unas yo-yo grandes, que luego de un rato tuvimos que cambiar ya que el oleaje las hacía desalinear y nos confundía para clavar.
El primer pique se dio en la chupete limón, y fue un pejerrey de treinta centímetros. Inmediatamente en las chupetonas negras y fucsia salieron dos lindos ejemplares, unos detrás del otro y ambos por encima de los 40 centímetros. Me fijé la profundidad y estábamos en cinco metros. Mientras gareteábamos por zonas superiores a los 3 metros las respuestas aparecían siempre y aunque algo raleadas, en forma constante durante toda la mañana.
Al mediodía y ya con el viento calmo, decidimos movernos más cerca de la costa uruguaya, sobre el veril del canal. Comenzamos gareteando a dos metros de profundidad, y lentamente nos fuimos adentrando en el boyado del canal del infierno. Nuestra ultima captura fue a once metros a las cuatro de la tarde.
Los piques se daban a no más de veinte metros de la embarcación, por lo que no hizo falta boyas muy grandes, eso si, anzuelos bien afilados y brazoladas resistentes para aguantar los embates constantes de los doradillos.
Igual que la jornada de pesca anterior, el pique se dio en sectores de tres metros de profundidad o más. Una vez que se detecta el lugar hay que hacer un garete hasta que se corta el pique, y luego remontar y pasar otra vez. De esta forma se maximizan las posibilidades. Si las respuestas no son las esperadas, se cambia de lugar
Punto aparte para los anzuelos. Usamos Eagle Claw L044, Mustad 37140 y Mustad 1687, todos con muy buen resultado ya que eran todos nuevos. Hay que tenerlos en perfectas condiciones para no errar piques y esto es tan importante como que es el elemento que define la clavada.
En ambas salidas sacamos no menos de 10 pejerreyes por caña, en 5 horas de pesca. Y a esto hay que sumarle dos o tres doradillos y algún que otro dientudo, patí o sardina. La pesca está muy entretenida y piense que con 6 pescados grandes ya tiene para la cena.
Devuelva los chiquitos porque después nadie los limpia, no olvide la ceba, el ancla de capa y mirar constantemente el ecosonda para ver el veril del canal. La pesca está asegurada en La Banda Oriental.
Buena suerte!
sábado, 8 de mayo de 2010
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1 comentario:
muy buen informe martin.tambien de el rio de la plata estas en todos lados y con una informacion increible.otros ponen nada mas que de la zona y la verdad es que nos tienen cansados,siempre lo mismo que las lisas que los gallos.esto es informacion para nosotros
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